Historias de La Inseguridad S.A Capítulo Nº8

Práctico y resultón para la patronal,

podrido para los trabajadores.

Ahí lo ven, fulanito de tal, directivo de La Inseguridad S.A, marchando con paso firme, seguro, decidido, con el Convenio de la Crisis bien pertrechado en la cartera, ideado a la medida para dar respuesta a las necesidades de una patronal decadente y cicatera. Ya tienen lo que querían. Aunque les ha costado trabajo, porque han tenido que pasar la vergüenza —otra vez— de que el Ministerio de Trabajo les echara para atrás el texto pactado ¿pasteleado? hace apenas un mes por la Comisión Negociadora del Convenio Colectivo Estatal para la Seguridad Privada. Dentro de poco, después de haber tenido que pasar el mal trago de rectificar con premura algunos artículos para cumplir con lo establecido por el gobierno, aparecerá publicado en el BOE el nuevo convenio y estará listo para su consumo, con sus correspondientes conservantes y antioxidantes, porque tiene que durar el tiempo que haga falta… hasta finales del 2018 seguramente.

Mientras tanto, la profesión se desangra por dentro. Sin expectativas, sin futuro, sin recursos y con la precariedad y la falta de trabajo necesarias para tener al personal maniatado y sin expectativas de reacción. Un escenario ideal para que las empresas bajen su nivel de cumplimiento con el trabajador: “con la que está cayendo, ya te pagaré, ya te daré los medios, ya me preocuparé por tu seguridad…” Una cantinela que, ya lo verán, va a contagiar como una epidemia a nuestro gremio y de la que muy pocas empresas van a quedar inmunes. Las “empresas tóxicas” van a inundar la seguridad privada y para ello nos tenemos que preparar. Un panorama desalentador que huele mal y que pinta peor, pero al que nos tendremos que adaptar para sobrevivir.

Ahí lo ven, fulanito de tal, directivo de La Inseguridad S.A, marchando con paso firme, seguro, decidido. A la caza del cliente y a buscarse la vida. Como compañero de viaje un maletín rodeado de moscas, será quizás por el tufo que desprende el nuevo convenio, práctico y resultón para la patronal, pero podrído y rancio para los trabajadores.