El trabajador ideal... para los empresarios.

miércoles, 23 de mayo de 2012


Siempre ha costado mucho esfuerzo que el trabajador reivindique sus derechos, aunque sean mínimos y básicos, y ahora, con la crisis que tenemos encima, esta situación se agrava aún más. En la seguridad privada, nos encontramos además con varios condicionantes añadidos, que provocan en el empleado un rechazo a todo lo que pueda señalarle frente a la empresa como “problemático y reivindicativo”.

El primer condicionante ha sido, desde tiempos históricos, la necesidad de compensar unos salarios bajos con la realización de horas extras. Eso sí, en el momento que el trabajador empiece a “dar problemas” reclamando soluciones a tal o cual deficiencia en su puesto de trabajo, se le puede cerrar de un día para otro el grifo de las horas, porque al fin y al cabo, quien tiene potestad para dar y quitar las horas es la empresa, acogidos al “poder de dirección”. Así hemos visto multitud de casos, donde al empezar el trabajador a remover mejoras, por ejemplo en el terreno de la seguridad y la salud en el trabajo, el susodicho ha caído en desgracia y, además, ha salido perdiendo porque se le ha recortado ese dinero plus proveniente de las “horillas”, que en algunas ocasiones puede suponen una merma económica en nómina de entre un 20 a un 50 % y en otros casos casi puede redoblar sus emolumentos.

Otro condicionante es la movilidad funcional que tiene el vigilante de seguridad para ser asignado a un centro u otro de trabajo. Que se trata de un trabajador bueno, ahí están las consejerías, los centros oficiales, los turnos de mañanas, los cuadrantes de lunes a viernes a 12 horas… Que se trata de uno reivindicativo, ahí están los centros comerciales, los centros hospitalarios, los centros de transportes públicos y tantos y tantos servicios donde se mastica la inseguridad y la falta de medios, además de tener que soportar turnos partidos,  fines de semanas pringados, cuadrantes de trabajo con varios servicios asignados … y que a nadie se le ocurra reclamar kilometraje y dietas cuando su jefe intermedio lo manda a la última conchinchina a montar un servicio, porque este tipo de exigencias le sientan muy mal a la empresa, aunque a ellos nunca se le olvide aplican estos conceptos al cliente.
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Para terminar, un tercer condicionante, de los muchos que podemos escoger, es la situación de precariedad en la que se encuentran muchos de nuestros compañeros debido a los contratos basuras por los que son contratados. ¡Cómo para andar reclamando cosas y que la empresa te apunte en una lista! Efectivamente, con la que está cayendo se está imponiendo un perfil de trabajador que prioriza el mantenimiento de su puesto de trabajo, a costa de lo que sea, y aunque vaya en detrimento de sus condiciones laborales, de su salud, de su seguridad… No podemos criticar en ningún momento este posicionamiento, pues es lógico y humano adaptarse a unas condiciones, aunque sean precarias, para seguir trabajando y no caer en las garras del desempleo.

Lo que nunca nos cansaremos de decir es que, a pesar de todo lo dicho, hay alternativas para defender nuestros derechos, o para poner en conocimiento de quién corresponda de qué forma estamos trabajando y con qué precariedad de medios. Una de ellas, es exigir a tus representantes sindicales que hagan su trabajo y que trasladen tus deficiencias a la empresa. Eso sí, quedando claro que ha de hacerse sin desvelar la fuente que le informa y preservando en todo momento el anonimato del trabajador.

CONCLUSIÓN: Con la que está cayendo, y con la que queda por caer, trabajador ideal SI, trabajador colaborador y eficiente SI… Pero, a la vez, trabajador conformado y desanimado NO. Exige a los representantes sindicales de tu empresa que se muevan y que hagan su trabajo (estés o no afiliado a su sindicato) y pide que lo hagan respetando tu anonimato y tu seguridad como trabajador.

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